Hay quien dice que el Bou en Corda es solo “dejar ir un toro”, pero nada que ver con la realidad, sino podríamos decir como símil que un abrazo es únicamente cruzar brazos. En verdad, es como una de las tradiciones más representativas de los pueblos valencianos, la tradición que va más allá de la pura diversión, sino que también alimenta la economía del comercio local y se posiciona como una forma de sociabilizar y hacer deporte al mismo tiempo.
El Bou en Corda, una sencilla fiesta con identidad de pueblo
¿Has topado con alguien que haya vivido un Bou? Se les enciende la cara. Te regalan frases como “subidón total” o “ayuda mutua”, y terminan diciendo “¡es una pasada, colega! “. Es que crea lazos que duran. Con razón le llaman con cariño “la festa de poble“: porque es para todos, sin peros. Ves a los niños jugando con sus toritos de papel, mientras los padres les cuentan cómo va la cosa con la soga. Así va la vida, de padres a hijos, como ese secreto del pueblo que te llena el alma de alegría.
Costumbres, gustos y mucho más que un toro con soga
Pero hay mucho más que solo ver correr al toro. Antes, la gente creía que la carne de toro tenía propiedades curativas y que tocar su cuerda podía ayudar a los enfermos. Ahora, aunque esas ideas se desvanecieron un poco, el respeto al animal se mantiene firme. Y como buenos valencianos, las tradiciones cobran vida y se van desarrollando variante, y como siempre, para deleitar otros sentidos placenteros. Aquí es donde aparece por ejemplo una de esas variantes que merece ser recordada, ¡El tapeo de Ontinyent!, el cual, se puede definir con esta pregunta; ¿un Bou sin una rica “Cassola d’arròs al forn” con la familia? Imposible. Esa mezcla de adrenalina, tradición y sabor lo hace especial. Además de todo este arraigo que sobrepasa lo cultural, se destaca también lo económico: la Federación de Peñas Taurinas tiene una estimación que la festividad de “Bous al Carrer” genera alrededor de unos 300 millones de euros anuales en la Comunidad. Sin duda es un extra considerable para los lugares sociales como bares y tiendas.
El mapa de nuestra afición: toros por doquier
No es solo de unos pocos pueblos. Es una tradición cultural que cruza toda la Comunidad Valenciana. Solo el año pasado (2024) hubo más de 9.000 eventos taurinos en 263 pueblos, ¡hazte una idea!
Castellón: donde el toro es casi sagrado
Pueblos como Chiva, Turís u Ontinyent en Valencia, o Burriana y Onda en Castellón, lo viven al máximo. Pero aquí hay algo raro que mencionar: en Valencia, solo un 40% de los pueblos tienen “bous“. ¡En Castellón, se alcanza la friolera cifra de un 93%! Con este dato, queda patente que, aunque sea una tradición valenciana, por las tierras del norte de esta provincia también corre por las venas.
Las normas taurinas: la juerga sin orden no mola nada
Con tanto peligro, hacen falta reglas estrictas (aunque sea complicado que no moleste a nadie). Los objetivos son claros, evitar el máximo de daños tanto en personas como en el animal.
El decreto 31/2015: nuestro manual taurino
Este texto lo rige todo al detalle. Desde cómo deben ser las barreras y los chiringuitos (esos montajes con barrotes donde la gente se posiciona para sociabilizar y ver el animal), hasta la cuerda: mínimo 2,5 cm de ancho, 35 metros al soltar al toro y nunca menos de 14 en la ruta. Marca estrictamente también las reglas para evitar dañar al toro, prohibiendo usar varas o púas. Se estipula un equipo médico cerca, y veta a menores de 16. Esta ley pone orden, además le da un toque serio a la costumbre, como debe de ser, ya que, ¡los toros no son un juego! y vida hay solo una.
La tradicional lucha taurina: donde chocan las ideas
El punto donde todo se pone tenso. El Toro enfrenta, y mucho. El lugar donde se juntan ganas, política y valores.
- Los animalistas: el mal del toro y el serio riesgo
Los animalistas reivindican su postura: definen la festividad como un “maltrato animal legalizado por mera diversión”. Y ya. Dicen que el dolor del toro es muy fuerte, costumbre o no. Pero lo más determinante son los datos de gente: solo en 2023, dos muertos y casi mil heridos. Desde 2005, van 57 muertos. Cada drama enciende la polémica con furia. Y luego está el tema del gasto público que supone: ¿Se debe pagar algo tan heavy y no necesario?
- La defensa: porque esto es más que una fiesta
Ante esto, los que apoyan la tradición se agarran a algo más hondo, se hace referencia a la esencia, el origen, esa chispa que te recorre al oír la banda y el público corea al unísono. Para quienes participan, la experiencia es “fuera de serie”, algo así como un lazo invisible que une a las generaciones, desde sus ancestros hasta los más jóvenes. Sienten que las reglas actuales disminuyen los peligros, y que, si se elimina esta costumbre, se estaría perdiendo una parte de su esencia, de su alma. La cuestión sigue ahí, firme como una roca: ¿cómo juntar la veneración, la protección y el amor por algo tan propio? El destino del Bou depende de esa cuerda floja.
Más que una fiesta: el orgullo compartido de “la festa del poble”
Olvídate de simplificaciones. El Bou en Corda no es solo soltar un toro; es el pegamento social que une pueblos enteros, parte del motor económico que inyecta ese extra en dentro del consumo por locales y forasteros en los festivos del pueblo.
Habla con cualquier participante y sentirás la pasión en sus palabras: “adrenalina pura”, “compañerismo de verdad”, “una maravilla que nos define”. ¿El motivo? Esta tradición forja lazos inquebrantables. No en vano muchos la nombran con cariño “la festa del poble“, subrayando su esencia popular y accesible para todos, lejos de élites. Desde los peques jugando con cuernos de juguete hasta los veteranos enseñando los secretos de la soga a las nuevas generaciones, el conocimiento pasa de mano en mano como un tesoro vivo. Ese ritual compartido genera un orgullo local que palpita en cada rincón.
¿Cómo será el futuro del “Bou en Corda”?
La tradición no es inmutable. Para sobrevivir, debe adaptarse. Y eso es justamente lo que se está discutiendo. El gobierno autonómico valenciano ha llevado a cabo una colaboración con la Federación de Peñas, para definir un nuevo marco normativo. La meta es “elevar los estándares de seguridad” y ajustar las normas a la “realidad actual”. Entre las prioridades destacan: cancelar actos en olas de calor, endurecer normas para plazas desmontables y definir límites para la participación de jóvenes. Es un proceso complejo: los guardianes de la tradición protegen su esencia mientras las autoridades intentan reducir riesgos. Lo que vaya a ocurrir con el Bou en Corda está en constante evolución.
Conclusión: Una tradición en la encrucijada
El Bou en Corda refleja fielmente las contradicciones de nuestra época. En este ritual convergen la defensa de la tradición y la preocupación por los animales, la unidad comunitaria frente a la seguridad personal, y el patrimonio cultural ante nuevos valores éticos. No existe solución sencilla. Es una tradición viva, vibrante y llena de matices que atraviesa un punto de inflexión. Su continuidad no dependerá de aferrarse al pasado, sino de evolucionar, ajustarse y responder a los retos actuales, hallando un equilibrio que le permita mantener su pulso vital en los pueblos valencianos sin ignorar a una sociedad cada vez más concienciada.
Y si todavía no ha quedado todo claro, respondemos algunas preguntas clave:
1. ¿Se parece el “Bou en Corda” a los toros de plaza?
Nada que ver. Aquí no hay lidia ni muerte. La esencia está en llevar al animal por las calles sujeto por una cuerda, donde la gente muestra habilidad y arrojo. Lo habitual es que el toro vuelva sano a su corral después.
2. ¿Cualquier persona puede participar corriendo delante del toro?
No. La ley prohíbe estrictamente la participación a menores de 16 años. Además, no se permite participar a personas que muestren no estar en condiciones físicas o psíquicas adecuadas para hacerlo de forma segura. Es una actividad de alto riesgo que requiere experiencia y buena forma física.
3. ¿En qué se distingue del “Bou Embolat”?
La clave está en el fuego. En el “Bou en Corda” se conduce al toro con una soga, mientras que en el “Bou Embolat” se fijan a sus cuernos dos bolas de material inflamable que se incendian. El animal corre con las astas en llamas, creando un espectáculo nocturno deslumbrante pero también más conflictivo por el malestar que podría causarle.
4. ¿Tienen ayudas públicas estos eventos?
Aquí está el meollo. Instituciones locales destinan recursos a peñas y comisiones organizadoras para cubrir gastos de seguros, asistencia sanitaria y adquisición de reses. Los críticos cuestionan esta inversión de fondos públicos, mientras los defensores argumentan su papel vital para la cultura y economía local.
5. ¿La tradición del Bou en Corda está creciendo o en declive?
Hay de todo. Pese al aumento de críticas y que algunos pueblos han dejado de celebrarlo, la Federación de Peñas Taurinas de la Comunidad Valenciana mantiene el primer puesto nacional. El número de festejos aprobados anualmente conserva cifras altas, reflejando la fortaleza de esta costumbre. Su transformación, antes que su fin, define el momento actual.
Recuerda que los toros no son un juego. Disfruta de la fiesta con cuidado y con el máximo respeto para el animal y el resto de participantes.
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